miércoles, 15 de junio de 2022

Feminismo y Maternidad

En ocasiones hay temas que no te planteas en serio hasta que te toca, y este ha sido el caso de la maternidad.

Desde las primeras semanas de embarazo empezaron mis inquietudes con el tema de la maternidad y el ser feminista, por lo que decidí leer un poco sobre ello.

Gracias a mujeres amigas de mi entorno me llegaron libros como:

Estaba claro que el patriarcado estaba haciendo de las suyas, especialmente en cuanto a la maternidad y el tema emocional, con supuestos instintos de entrega y romanticismo incondicional; ante lo que debía estar atenta y no dejarme presionar. Y además, me preguntaba si siendo un tema tan importante el de la maternidad, la gestación, el parto y la crianza... ¿por qué no se hablaba de todo ello en las escuelas?

Durante el embarazo muchas mujeres te cuentan sus experiencias con el parto. El tema de la violencia obstétrica algo bastante preocupante. Intenté informarme de cómo conseguir un parto respetado llevando tu propio plan de parto, pero ¿hasta que punto esto también es responsabilidad nuestra?. En un momento tan delicado, son los y las profesionales sanitarias quienes deben estar sensibilizadas y hacer siempre partos respetados y seguros para las mujeres.

La fase de posparto merece ser tratado de manera especial, de hecho, existen clases de preparación al parto pero no para el posparto. Durante este período, desde el feminismo, podemos aportar una red de apoyo desde la sororidad. Lo mismo que con el tema de la lactancia, eliminando presiones o sentimientos de culpa.

Una vez nacida nuestra pequeña, es curioso cómo aún hoy día se siguen repitiendo en muchas ocasiones, los estereotipos sexistas. El tema de los colores (rosa/azul). A Valentina le sienta genial el azul, pero a menudo la confunden con un niño. A eso le añadimos el tema de los pendientes que a menudo tenemos que explicar porque no se lo hemos puesto. Y el tono de voz al dirigirse a ella, es llamativo cómo se dirigen e ella cuando piensan que es un niño y cómo cambia al saber que es niña.

Todas las etapas mencionadas, tuvieron sus momentos agridulces, especialmente el posparto complicado tras una cesárea, de ahí que buscara herramientas desde el feminismo.

Pero, mi primera crisis importante como feminista era si dejaba de ser un poco feminista al convertirme en madre, y mi salvación fue dar con el artículo de la periodista Diana Oliver titulado "No eres menos feminista porque tu prioridad sea cuidar de un bebé de 6 meses", (justo la edad que cumple mi pequeña mañana). Este discurso me representa totalmente:
  • Los problemas para conciliar.
  • Los permisos de maternidad y paternidad cortos.
  • Externalizar los cuidados.
  • Exigencias externas e internas de tener que poder con todo.
  • La metamorfosis de la maternidad no te hace menos feminista.
Todo este contenido se complementa con la entrevista a Mónica de la Fuente, con el titular "Mi mayor reto tras convertirme en madre fue encontrar mi sitio en el mundo como mujer"

A todo ello se añade la penalización de la maternidad en la brecha salarial y los problemas de la conciliación. En la entrada realizada sobre el día de la Igualdad Salarial puede verse cómo afecta el nacimiento del primer y segundo hijo/a. Consulta aquí

En el mundo laboral es evidente la desigualdad de la maternidad frente a la paternidad, así encontramos titulares como los recientes sobre la paternidad de Rafa Nadal: Nadal descarta que su paternidad le vaya a afectar: "No tengo previsto que suponga ningún cambio en mi vida profesional". El tema de la corresponsabilidad también incluido en la agenda feminista.

Sobre los cuidados, el feminismo ha luchado y sigue luchando por conseguir que sea un tema puesto en el centro. En este sentido el artículo La maternidad como huracán” de Beatriz Villanueva Martin, explica cómo esta sociedad productista dificulta la logística, y si desde una situación privilegiada ya se observa estas dificultades, cuanto más desde maternidades en precariedad, en la distancia, migradas, en conflicto, racializadas y sin papeles, solas o sin recursos, maternidades lesbianas cargando aún con tanto estigma.

Pero la gran reflexión llegó con el artículo en Pikara Magazine titulado "Cansadas de un feminismo maternoexcluyente" de Julia Cañero Ruiz. No podemos relegar la maternidad al ámbito privado, eso sería muy patriarcal.

En definitiva, soy más consciente de mi feminismo tras mi maternidad.

“Que alguien se atreva a decir que nuestra lucha no es feminista. Que alguien se atreva a decir que no es activismo real, cotidiano y con los pies en la tierra”

Hablemos de todas estas cuestiones en los centros educativos ya que coeducar es educar para la vida en igualdad.

Por tantas mamás feministas…


Aunque no tengas siempre caldo en la nevera y no puedas acabar con tantas guerras... no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas, sin ellas no habría humanidad

FELICIDADES MAMÁS 💜

Y ahora toca el gran reto como madre, cómo educar a mi hija en el feminismo. Mención especial merece el libro de Chimamanda Ngozi Adiche con 14 sugerencias muy interesantes que se resumen en:
  1. "Sé una mujer plena. La maternidad es un don maravilloso, pero no te definas únicamente por ella. Sé una mujer plena. Beneficiará a tu hija"
  2. "Hacedlo juntos. ¿Recuerdas  que en primaria aprendimos que el verbo es una palabra de acción? Pues bien, un padre es tan verbo como una madre. Debería hacer todo lo que la biología le permite, que es todo menos amamantar... Para ELLA es bueno que su padre la cuide”
  3. "Enséñale a tu hija que los `roles de género' son una solemne tontería. No le digas nunca que debe hacer algo o dejar de hacerlo 'porque es una niña'.  'Porque eres una niña' nunca es una razón para nada.  Nunca"
  4. "Cuidado con el peligro de lo que yo llamo Feminismo Light. Es la idea de la igualdad femenina condicional. Recházala de plano, por favor. Es una idea vacua, fallida y tranquilizadora.  Ser feminista es como estar embarazada.  Lo estás o no lo estás.  O crees en la plena igualdad entre hombres y mujeres o no"
  5. "Enseña a Chizalum a leer. Enséñale el amor por los libros. La mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo. Si te ve leyendo,  comprenderá que leer es valioso”
  6. "Enséñale a cuestionar el lenguaje. El lenguaje es el depositario de nuestros prejuicios, creencias y presunciones. Pero para enseñárselo tendrás que cuestionar tu propio lenguaje”
  7. “Jamás hables del matrimonio como un logro. Encuentra maneras de aclararle que el matrimonio no es un logro ni algo a lo que deba aspirar. Un matrimonio puede ser feliz o desgraciado, pero no un logro. Condicionamos a las niñas para que aspiren al matrimonio y no a los niños y, por tanto, ya desde el principio existe un desequilibrio terrible. Las niñas se convertirán en mujeres angustiadas por el matrimonio. Los niños se convertirán en hombres a los que no les angustia el matrimonio”
  8. “Enséñale a rechazar la obligación de gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo es realizarse plenamente en un ser que sea sincero y consciente de la humanidad del resto de la gente. Recuerda cuanto me entristecía que nuestra amiga Chioma me advirtiera a menudo que «a la gentes no le «gustaria» lo que yo quería decir o hacer. Siempre me transmitía una presión tácita para que cambiara y encajara en el mismo molde que agradaría a una entidad amorfa llamada gente”.
  9. “Dale a Chizalum un sentido de identidad. Importa. Haz hincapié en ello. Consigue que crezca considerándose, entre otras cosas, una igbo orgullosa. Y debes ser selectiva: enséñale a aceptar las partes de la cultura igbo que son bellas y enséñale a rechazar las que no lo son”.
  10. “Fíjate en cómo tratáis el tema de su apariencia. Anímala a practicar deporte. Enséñale a ser activa fisicamente. Pasead juntas. Nadad. Corred. Jugad al tenis. Al fútbol. Al ping-pong. A toda clase de deportes. A cualquier deporte. Lo considero importante no solo por los beneficios obvios para la salud, sino porque puede ayudar con las inseguridades relativas a la imagen corporal que el mundo arroja contra las mujeres. Permitele descubrir la valía de ser activa. Los estudios indican que las chicas suelen dejar de practicar deporte en la pubertad. No me sorprende. Los pechos y los complejos pueden interferir con el deporte: yo dejé de jugar a fútbol americano cuando me crecieron los pechos porque lo único que quería hacer era ocultar su existencia y correr y placar no me lo ponían fácil. Trata, por favor, de que a ella no le pase lo mismo. Si le gusta el maquillaje, deja que se maquille. Si le gusta la moda, deja que se arregle. Pero si no le gusta ni una cosa ni la otra, déjala tranquila. No creas que criar a una feminista consiste en obligarla a rechazar la feminidad. Feminismo y feminidad no se excluyen mutuamente.”
  11. “Enséñale a cuestionarse el uso selectivo que hace nuestra cultura de la biología como «razón» para las normas sociales. A menudo empleamos la biología para explicar los privilegios que disfrutan los hombres, la razón más argüida es la superioridad física masculina. Así pues, enseña a Chizalum que la biología es una materia interesante y fascinante, pero que no debe aceptarla como justificación de la norma social. Porque las normas sociales las crean los seres humanos y no hay ninguna norma social que no pueda cambiarse.”
  12. “Háblale de sexo, y empieza pronto. Probablemente te resultará embarazoso, pero es necesario. ¿Recuerdas aquel seminario al que asistimos en la clase 3 donde se suponía que nos enseñarían «sexualidad», pero en cambio tuvimos que escuchar amenazas veladas de cómo, si «hablábamos con chicos», acabaríamos preñadas y deshonradas? Recuerdo la sala y el seminario como lugares repletos de vergüenza. Vergüenza de la mala. De esa rama particular de vergüenza que no tiene nada que ver con ser mujer. Que tu hija no la conozca jamás. Con ella no finjas que el sexo es un mero acto controlado de reproducción. O un acto «exclusivo del matrimonio», porque es mentira. (Chudi y tú os acostabais mucho antes de casaros y probablemente Chizalum lo descubrirá antes de cumplir doce años.) Dile que el sexo puede ser algo bello y que, aparte de las consecuencias físicas evidentes (¡para ella como mujer!), también puede tener consecuencias emocionales. Dile que su cuerpo le pertenece a ella y solo a ella, que nunca debería sentir la necesidad de decir <Sí» a algo que no quiera o para lo que se sienta presionada. Enséñale que decir «no» cuando «no» le parece lo correcto es motivo de orgullo.”
  13. “Llegará el amor, así que asúmelo. Escribo esto suponiendo que Chizalum es heterosexual: obviamente, podría no serlo. Pero lo supongo porque entonces me siento más capacitada para hablar. Asegúrate de enterarte de los idilios de su vida. Y la única manera que tienes de hacerlo es empezar a darle muy pronto un lenguaje con el que pueda hablarte de sexo, pero también de amor. No quiero decir que debas ser su «amiga», me refiero a que deberías ser una madre con quien pueda hablar de todo. Enséñale que amor no es solo dar, sino también recibir. Es importante porque a las niñas les transmitimos sutiles ejemplos sobre la vida: enseñamos a las niñas que un componente primordial de su capacidad de amar es la capacidad de sacrificarse. A los niños no se lo enseñamos. Ensénale que para amar debe entregarse emocionalmente, pero también dar por hecho que recibirá. Creo que el amor es lo más importante de la vida. De cualquier clase, comoquiera que lo definas, pero lo concibo como un gran aprecio por parte de otro ser humano y el hecho de concederle una gran importancia a otro.”
  14. “Al enseñarle sobre la opresión, ten cuidado de no convertir a los oprimidos en santos. La santidad no es prerrequisito de la dignidad. La gente mentirosa y cruel también son seres humanos, y también merecen ser tratados con dignidad. Por ejemplo, los derechos de propiedad para las mujeres de la Nigeria rural es una reivindicación feminista fundamental, y las mujeres no tienen por qué ser buenas y angelicales para que se les reconozcan tales derechos.”
Extraído de Chimamanda Ngozi Adiche. Querida Ijeawele, Cómo educar en el feminismo.

A mi Valentina, 
No sé si he hecho bien en traerte a este mundo de locos, pero lo que sí sé es que seguiré trabajando por la igualdad con más fuerza si cabe, para que puedas vivir un mundo más justo.
Solo espero hacerlo bien cuando llegue el día en que tu mano tenga que soltar.
Que esté sana y sea feliz. Que su vida sea lo que ella quiera que sea.

EL VIAJE, canción de Conchita.