miércoles, 8 de mayo de 2024

Mujer "pureta"

 

A unos minutos de terminar mi día de cumpleaños me gustaría hacer una reflexión sobre el paso del tiempo en la mujer.

Hoy he cumplido 43 años y ya empiezo a entrar en lo que coloquialmente se dice "pureta".

La RAE define "pureta" como viejo, anciano y lo califica como coloquial despectivo.

Este calificativo es el claro ejemplo de la imagen negativa que la sociedad tiene del paso del tiempo, y especialmente, en la mujer.

En este sentido, me gustaría abordar un tema que aún persiste en nuestra sociedad: el peso desproporcionado que se le da a la edad en las mujeres. Es alarmante ver cómo la sociedad continúa evaluando el valor de una mujer en función de su edad, mientras que los hombres son menos juzgados por este aspecto.

Este enfoque desigual se refleja en muchos ámbitos, desde la industria del entretenimiento hasta el ámbito laboral. Las mujeres a menudo enfrentan discriminación y barreras basadas en su edad, lo que limita sus oportunidades y socava su autoestima.

En el mundo del entretenimiento, vemos cómo las actrices son presionadas para mantener una apariencia juvenil a cualquier costo, mientras que los actores maduros son elogiados por su experiencia y sabiduría. Esta disparidad es injusta y perpetúa estereotipos dañinos sobre el envejecimiento femenino.

En el ámbito laboral, las mujeres mayores también enfrentan obstáculos en su carrera debido a la percepción de que son menos productivas o menos capaces que sus homólogos más jóvenes. Esta discriminación basada en la edad es inaceptable y socava los esfuerzos por lograr la igualdad de género en el lugar de trabajo.

Es fundamental que reconozcamos y desafiamos estos prejuicios arraigados sobre la edad en las mujeres. Debemos valorar la diversidad de experiencias y perspectivas que las mujeres de todas las edades aportan a la sociedad. Solo entonces podremos avanzar hacia un mundo donde todas las mujeres sean tratadas con igualdad y respeto, independientemente de su edad.

En todo esto, tiene gran relevancia la presión social por el físico de la mujer: alta, delgada y de aspecto joven, otra presión más añadida a la de tener que ser una superwoman, trabajando fuera y dentro de casa, entregada a las tareas de cuidado, y siempre perfecta.

La maternidad, un tema que merece mención especial. Mi día de cumpleaños ha terminado realizando una manualidad para mañana para la escuela de Valentina...

(extraído de Malasmadres)

Retomando el tema de la edad, deberíamos estar en una sociedad que valore el paso del tiempo. Es crucial destacar el valor intrínseco del paso del tiempo en la vida de una mujer. Cada arruga, cada línea de expresión, cada experiencia vivida, son testimonios de la riqueza de su historia personal y su sabiduría acumulada a lo largo de los años.

El envejecimiento no debería ser visto como un declive, sino como una evolución hacia la plenitud. Las mujeres mayores poseen una riqueza de experiencias y vivencias que las hacen invaluablemente importantes para la sociedad. Su conocimiento, su perspectiva y su resiliencia son activos que enriquecen a las comunidades y a las generaciones futuras.

Es esencial reconocer que el valor de una mujer no disminuye con el paso del tiempo, sino que se intensifica. Cada capítulo de su vida, cada desafío superado y cada logro alcanzado, contribuyen a su crecimiento personal y fortaleza interior.

En un mundo obsesionado con la juventud y la belleza superficial, es fundamental recalcar que la verdadera belleza yace en la autenticidad, la experiencia y la profundidad de una mujer. Celebrar el envejecimiento es celebrar la vida misma, con todas sus imperfecciones y glorias.

Es hora de rechazar los estándares de belleza irreales y abrazar la diversidad de formas, tamaños y edades. Solo al hacerlo, podemos construir una sociedad más inclusiva y equitativa, donde todas las mujeres sean valoradas por quienes son y por todo lo que han vivido.

Me gustaría terminar esta entrada con una canción que hoy me envió alguien especial, bonita por dentro y por fuera:


FELIZ VIDA

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